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AUTOR:
FABIO PERLIN

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sábado, 29 de septiembre de 2012

Arquitecto Henrik Aberg / C.A.B.A / Plaza Libertad / Pedestal del Monumento a Adolfo Alsina (1882)


Antecedentes

Es una de las plazas más antiguas de Buenos Aires, incluso desde antes de 1780, cuando estos solares eran popularmente conocidos como "huecos", que no eran otra cosa que baldíos con altos pajonales, generalmente sin propietarios que los reclamen, de enormes yuyales y en un estado de abandono total.
Empezó a cobrar notoriedad, o por lo menos servír de referencia para el barrio, cuando se lo conoció como el "Hueco de Doña Engracia", probablemente una mendiga o morena libre entrada en años que se instaló allí construyendo su rancho con basura y desperdicios que los vecinos arrojaban al predio.Vivía rodeada de perros, que no solamente le servían de companía, sino también como alarma y protección.El lugar sería reconocido por años bajo ese nombre.
Pero para 1809 nadie se acordaba de Doña Engracia, como tampoco quién había sido o si realmente existió.Los vecinos se juntaron para tomar la iniciativa de transformarlo en plaza pública.La propuesta fue vista con buenos ojos y las gestiones avanzaron mientras se sucedía la Revolución de Mayo.
Buenos Aires dejaba de reconocer estar bajo la autoridad de Fernando VII, pero sin embargo Belgrano, Saavedra, Castelli, junto a los demás miembros de la Primera Junta, firmaron el decreto para inaugurar la plaza el 11 de Julio de 1810 en honor al Rey.
Recién para 1822 se le cambió la nomenclatura, a partír de un decreto firmado por Rivadavia y pasó a llamarse como se conoce actualmente, "Plaza Libertad".
La zona a pesar de los cambios seguía siendo peligrosa, frecuentada por "vagos y
malentretenidos", según crónicas de la época, cuchilleros, oscura, con perros cimarrones y los robos que eran una constante sobre todo durante la noche.
Los años pasaron y la plaza volvió a caer en desgracia siendo refugio de mendigos y malvivientes.
Para 1870 sólo tenía el nombre.
El Diario La Prensa de ese año se hacía eco de la situación: "En vista de los frecuentes crímenes que se cometen en la plaza Libertad, el Comisario Seguí, resuelve poner un vigilante hasta las diez de la noche en el lugar, a fín de garantizar la vida de los transeúntes.A esa hora será relevado por un sereno".(1)
Dos meses más tarde se colocaban 8 faroles a gas.
Con la migración de las familias más pudientes desde la zona sur que abandonaron sus casas luego de la terrible epidemia de fiebre amarilla, empezó a cambiar su perfil, aunque muy lentamente.

Monumento a Alsina

En 1877 había fallecido el Dr.Adolfo Alsina, tanto el gobierno como el pueblo, quizás en suscripción pública, quisieron rendirle un merecido homenaje al gran estadista.Para ello se contrataron los servicios del escultor francés Aimé Millet, que le fue dando forma al monumento.
En 1882, el arquitecto sueco Henrik Aberg, desde el Departamento de Ingenieros, proyectaba el basamento o pedestal de mampostería, de diseño simple, más ancho en su plataforma afinandose hacia su cúspide,con una serie de peldaños y rodeada por pequeños pilares unidos entre sí con una cadena, sobre él la estatua de Alsina realizada en bronce donde en uno de sus costados de su base se observa la firma de su creador, el ecultor Millet.
Aberg también definió su ubicación en el medio de la plaza y dirigió personalmente las obras de emplazamiento.Fue inaugurado el 1 de Octubre de 1882.
El reconocimiento al estadísta fue muy festejado por los ciudadanos, pero la plaza, si bien ya no se encontraba ahora en un estado deplorable, necesitaba urgente esa transformación que la reactivara y la eleve a la categoría acorde de la nueva fisonomía que estaba tomando el barrio.
En todo caso algunas voces se alzaron a favor de esa reactivación, pero otros, como el Doctor Vicente Quesada, bajo el seudónimo de Victor Galvez através de sus escritos, realizaba duras críticas; "Igual aspecto de desolación y tristeza ofrece la Plaza Libertad, con una estatua de Alsina de proporciones absurdas.No ví nunca cosa más detestable". (2)
Pero recién habría que esperar hasta 1887, bajo la intendencia del gran Torcuato de Alvear, hacedor de la mayoría de las obras públicas más importantes de la generación del '80, para que la plaza recibiera esa transformación fundamental tan esperada.Algunos de los frondosos árboles diseminados por todo el predio fueron sustituídos por jardines y su planta fue elevada en su circunferencia, dejando en su centro, donde se ubica el monumento, el bajo nivel original del suelo rodeado circularmente por parterres y escaleras de acceso..
Años después sería sede involuntaria de los cruentos combates de la Revolución de 1890.
A partír del nuevo siglo su traza se vería rodeada de elegantes residencias y lujosas mansiones, junto a la exquisita arquitectura del Teatro Coliseo.
Hoy nada de todo eso existe.Una de las cuadras fue devorada por el trazado de la Avenida 9 de Julio, otorgándole inconcientemente en la actualidad una perspectiva que nunca tuvo, las demás fueron paulatinamente dejando lugar a construcciones modernas de dudodso gusto.

(1)Diario La Prensa
21 de Noviembre de 1870
(2) Victor Galvez
"Memorias de un viejo"


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